Cuando
el sol dé sus buenos días, clama
por
que viste la luz y todo empieza
de
nuevo, y otra vez en tu cabeza
la
vida nueva y más vida derrama.
Busca
tu vida lejos de tu cama
y
sus sábanas de sutil pereza.
No
bosteces, que el alba no bosteza,
y
huye como huye el ave de su rama.
Gasta el tiempo: no guardes ni un segundo;
agótalo
con tantos cuantos amas
y
acompañándote estará la suerte.
Si
tu corazón late con el mundo
no
temas abrasarte con las llamas
de
la vida. Aún menos de la muerte.
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