la utopía de dios
huelga
salvaje…
y te convoco
a ti…
alguien…
yo…
alguien…
sin motivos
ni pretextos
que lo
justifiquen…
sin la permisividad
de excusas
para que
decidas no
sumarte…
huelga
salvaje…
ahora…
en tanto que
vivimos…
en tanto que
reímos y lloramos
emociones
y colmamos
de cristales
preciosos
el seco
valle de las grimas…
huelga
salvaje…
con más y
renovadas
consignas
que gritar…
sí… solo
vivir es necesario
para unirte…
vivir y
mirarnos
a los ojos
convencidos
de nuestras
miradas
solidarias
convencidas
de su poder
de
asistencia mutua…
huelga
salvaje…
aún podemos
morir si queremos
más
lentamente… más que
la lluvia
ingrávida…
con la
lentitud
de los
inolvidables días
varados en
el recuerdo…
días que si
bien es cierto que
pasan
deprisa
se diluyen
muy despacio
en la
eternidad de la memoria
imborrable…
morir más
lentamente… sí…
si asumiendo
el destino postrero
no la forma
de alcanzarlo…
hackeando a
la vida
su propósito
inmediato en su manera
de ver… de
hacer…
de hacer ver
las cosas…
huelga
salvaje…
te aseguro
que dios curado de sus males estaría
de nuestra
parte…
no en vano
tú y yo somos su utopía…
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