viernes, 29 de junio de 2018

Epílogo: Soneto anónimo (Sonata de consolación en cinco movimientos - V)


Epílogo: Soneto anónimo


Este soneto no me pertenece.
Confieso que es un séquito prestado
de versos, pues de vez en cuando un hado,
si le place, de algunos me abastece.
Y pensar que no es mío me entristece
tanto menos que me produce agrado
el saber que no existe depravado
que se lo apropie; antes enloquece.
Se basta el primer verso, su poesía
es una confesión plena de orgullo
zafándose de toda tiranía;
y, tan anónimo como un murmullo,
por más que alguien defienda su autoría
al recitarlo asume que no es suyo.

                                          Cádiz, 2010

Platero y él (5 Poemas - V)



Platero y él


El murmullo de las hojas bañadas al son de la aurora.
La humedad desolada del húmedo aire coqueteante
entre hierba y hierba, entre rama y rama, ¡mañana!, ¿lloras?
Y un pájaro y su trinar y aleteo revoloteante
ante la hierba empapada del sudor de la noche (duerme,
cansada de guardar la luz del sol ya recién renacida).
Ya, poco a poco, da brillo a la oscura oliva escondida
tímidamente en el olivo, agarrado a la arrecida
tierra, que, inmensa, espera la suprema subida del sol.
Cielo limpio. Solo un rostro, un mujer en forma de nube.
En el suelo tendido Platero,
a su lado postrado su dios.
Hierbas de incienso a los pies del yacente;
velos de muerte que cubren recuerdos:
-Tien’asero…
¡Ni luna, ni plata, ni lanzas de ojos negros!
¡Ni blancura algodonada,
ni caricias a las flores …!
                        (No se enlutan sus colores,
                        pero el sol no las despierta).
¡Ni praderas recorridas por su trote,
ni praderas recorridas, hoy desiertas!

Y el olivo, techo de la escena,
cobija arrogante el dolor de un poeta;
cobija la tan aplacante brisa de muerte,
filtrando el aire, el aire podrido de entrañas resecas;
filtrando el meticuloso rayo de luz,
que traspasa entre huecos de ramas y hojas,
hasta llegar a la muerte en presencia.
Y la tímida oliva escondida
deja resbalar por su curva corporal
la imprescindible gotita brillante de aceite,
suficiente,
para la unción del animal.
Y un pájaro enluta su canto…
Y entre hierba y hierba
y entre rama y rama olor a muerte…
La tierra acoge absorta al huésped;
la musa abandona a su presa…
El aire suspende un verso:
            ¡Descansa, Platero!
El murmullo de las hojas
y un cielo limpio…
Solo una musa en forma de nube…

Chiclana, 1988  

jueves, 28 de junio de 2018

Nabojazo (Palabroterías - CXXXVIII)


Nabojazo: Herida producida por un nabo.

Allegro cantabile: Danzas sueltas (Sonata de consolación en cinco movimientos - IV)


Allegro cantabile: Danzas sueltas

Musa que me llevas a mis cavilaciones
y cavilando gozo en mi lujuria literaria.


¡Ay, de los versos malos que me salgan
sin la tres ni la sexta ni la diez
que me den el dichoso endecasílabo
perfecto!


No me aturde cobijarme en malas letras
huyendo del fantasma nominal
y abusando del sintagma de la ópera
versada.

                                            Cádiz, 2010

Como si de lienzos se tratase: Los tres músicos (5 Poemas - IV)

Como si de lienzos se tratase (III)

Los tres músicos
                                                  
Ser director
de una quieta orquesta no es fácil.
Aún así
podría elevar mi batuta
y podría fijarme en vuestras notas
inexistentes,
olvidadas del tono perfecto,
dejadas de caer sobre el trigrama música;
en vuestros hilos inconexos de la solfa;
en vuestro mustio, ajado, lacio sentimiento…
Y os diría:
¡No suena melodía!...

Aún así
podría elevar mi batuta
y podría observar vuestros cadáveres:
sois tres fantoches,
con vestidos conforme a vosotros,
con barbas y bigotes y enmarcadomascarados;
figuras misteriosas sepelidas bajo un lienzo,
tan sordas, tan patéticas, tan turbias y acotadas…
Y os diría:
¡Antimelancolía!...

Aún así
podría elevar mi batuta y deciros:
¡Sois el desorden más grupo que he visto en mi vida!
Y comprendo vuestras negras partituras
entre sombras de perros y caballos,
y comprendo que la flauta
es un instrumento de cuerdas
y que la guitarra
tampoco lo es de cuerdos.
Pero no importa,
seguid, seguid tocando,
para eso os he pagado...
Para eso os he pintado...

                                       Chiclana, 1988

Macoquina (Palabroterías - CXXXVII)


Macoquina: Acción onanista entre el género femenino. 

miércoles, 27 de junio de 2018

Intermezzo: ¡Oh musa! (Sonata de consolación en cinco movimientos - III)


Intermezzo: ¡Oh musa!

Dibújame el color del pensamiento
con la indeleble tinta de mi historia,
que ni la sed del tiempo con su noria
se la beba, que no la barra el viento.
No busco, musa, un reconocimiento
ni aplausos, fama, vida eterna gloria…;
ni un hueco en el diván de la memoria
de las literaturas… No… Lo siento…
Me importa un bledo la soberanía
de toda editorial,  mi antología
se ofrece en el crisol de una libreta.
Me conforma saber que algunos ojos
se iluminaron y sus labios rojos
besaron mis palabras de poeta.

                                           Cádiz, 2010

Como si de lienzos se tratase: Las señoritas de Avignón (5 Poemas - III)


Como si de lienzos se tratase (II)

 

Las señoritas de Avignon


Son las esquinas de París…
Marines impacientes…
Francesas afrentadas frente a júbilos sexuales…
Acordes acordeónicos...
Pero faltas aquellas,
aquellas que el pintor robó.
Solas esquinas de París…

En el lecho del pintor
la paleta rompe, calca imagen:
"¡Vosotras cinco… quietas!"…
Y sus cinco bellos cuerpos
son llevados al lienzo ansioso…
Comienza así una bacanal
de pinceles, de pinturas,
de una mano
que plasma el derrame orgasmítico
de tórridos colores dislocados
que gritan: ¡piernas, caderas,
                 puntas mamales, caras!...
... Y el incógnito placer femenino
se relame ante el pincel picasshumano…
Los visillos y tapices anonadados
disimulan no ver cuerpos deformados… ¡Metadistorsión!...

Y las cinco santas
suripantas
quedan vírgenes para el tiempo,
pero solamente como estampas
porque
un pincel se desploma sobre el lienzo
segregando los residuos de un placer...

Chiclana, 1988

Laringolgolgol (Palabroterías - CXXXVI)


Laringolgolgol: Médico especialista en tratar las inflamaciones de laringe y faringe de los aficionados al fútbol.

martes, 26 de junio de 2018

Andante largo: Lid poética (Sonata de consolación en cinco movimientos - II)

Andante largo: Lid poética


Acontece que me fugo a cada instante en cada verso malo escrito.

Cabizbajo el pensamiento, me permito introducirme en el hogar
de mis miserias, los cimientos, los resortes, simientes de mi grito.

Exprimo las palabras sin sentido aparente y bebo del lagar
porque sé que su jugo es el impromptu de mi espíritu bajo el rito
de la temeridad de no pensar lo que se escribe. Sí; desahogar.

De su viceversa –de callar lo que se piensa-, tengo circunscrito
un acuerdo permanente con la Musa que me inspira y es pagar
con no cubrir de velos de silencio ninguna voz por muy proscrito
que pueda resultar su porqué; no cabe un pensamiento sin lugar.

Y en virtud del noble pacto nace libre todo verso manuscrito.
mas con el alma empuñan el grafito Corazón, Índice, Pulgar,
mis diestros guerreros conmigo fugados para cometer delito
en el folio blanco de batalla y justan contra todo lo vulgar
hasta que mi espíritu se complace victorioso con lo reescrito.



                                               Cádiz, 2010

viernes, 22 de junio de 2018

Preludio: Patria poética (Sonata de consolación en cinco movimientos - I)


Preludio: Patria poética


Yo canto en el país de mi poema
el himno que me inspira cada verso,
mi patria son palabras que disperso
al viento, mi bandera es un dilema
desnudo de colores, sólo un lema
basta y para el escudo tergiverso
el símbolo de todo un universo
de poética. Sobra más emblema.
Y es tan independiente y es tan libre
-aunque parezca atado a la frontera
de verso, estrofa, rima u otra ley-,
mi poema que es canto del calibre
de mi propia existencia y a su vera
no me siento ni súbdito ni rey.

                                              Cádiz, 2010

Krisniano (Palabroterías - CXXXV)


Krisniano: Religioso que sigue las enseñanzas de Krisna.

jueves, 21 de junio de 2018

Como si de lienzos se tratase: Guernica (5 Poemas - II)

Como si de lienzos se tratase (I)




Guernica


Noche elipsada de sueños pasados…
Pesadillas…
Noche ingerible
por cualquier hambriento de pánico…
Drama descarnado entre la angustia y el dolor…
La arrogancia del miedo
que perturba la paz de unos,
que transforma la sangre abierta
vomitable sin excusa…
Danza muerta de seres vivos
que bailan al son del dolor
bajo música apática de melodía
bajo silbidos y gritos y llantos y llantos y llantos...

... Si Picasso lo hubiera visto...

Y en mi mente
el lamiar esa baba de un toro aturdido…,
el agarrar la ventana de mi salvación…,
el alumbrar ese sol que alumbraba
perdido cómo un cuchillo
partido negaba el paso a aquella mujer...

... Si Picasso lo hubiera visto...

Era de noche…
Y las manos abiertas agarraban auxilio…
Oraciones… Desquijaramientos…
Y los brazos sedientos suplicaban sus vidas…
Explosiones… Suplicoterruegos…
Y las bocas torcidas pucaban suicidios…
Maldiciones… Matapirotecnios…
Y los ojos murientes despedían sus vidas...

... Si Picasso lo hubiera visto...

Puse una flor sobre mi tumba…
Puse mi tumba bajo un árbol…
Puse un árbol bajo la historia…
Puse la historia sobre un cuadro…

... Si Picasso lo hubiera visto...

Chiclana, 1988

Jodding (Palabroterías - CXXXIV)


Jodding: Práctica deportiva que consiste en hacer el coito de manera suave y tonificando el cuerpo, más como ejercicio físico que como acto sexual.

miércoles, 20 de junio de 2018

Voz propia (Picotazos de gorrión - I)


Voz propia, himno mío, luz
de una inmensa, extraña oscuridad,
destierra tus silencios,
ten bondad.

Himno propio, voz mía, semen
de las rarezas de mi alma,
acude presto a tu propósito
de no ser nada.

                              Cädiz, 2017

Impostorgeist (Palabroterías - CXXXIII)


Impostorgeist: Falso fenómeno extraño.

martes, 19 de junio de 2018

lunes, 18 de junio de 2018

La veo... (5 Poemas - I)

La veo...




La veo,
La veo,

veo cómo imita los mis movimientos,
veo cómo imita los mis movimientos,

vaga sutileza desprendida del tiempo,
vaga sutileza desprendida del tiempo,

calco compasivo de mí,
calco compasivo de mí,

es puro esmero,
es puro esmero,

pero mero plagio...
pero mero plagio...

No es mensajero,
No es mensajero,

ni presagio,
ni presagio,

ni pasado...
ni pasado...

Es mi yo (obscurecido);
Es mi yo (obscurecido);

es mi yo y yo.
es mi yo y yo.

¡No se asombren!
¡No se asombren!

Es mi sombra...
Es mi sombra...

                                   Chiclana, 1988

Gastronauta (Palabroterías - CXXXI)


Gastronauta: Cocinero de una nave espacial.

domingo, 17 de junio de 2018

La proeza de Bécquer (La primavera de GABriel - I)



La proeza de Bécquer


Era un 17 de junio como hoy. En Madrid, hace 150 años, Gustavo Adolfo Bécquer fechaba un libro manuscrito que principiaba y que con los años se ha convertido en uno de los hitos de la literatura española, de esos libros que marcan un antes y un después; y este en concreto y en muchos sentidos adquiere la categoría de proeza por varios motivos. Para empezar, cabe resaltar que ese manuscrito, con refugio desde hace decenios en la Biblioteca Nacional, bajo el título de Libro de los gorriones, contiene la Introducción sinfónica (texto esencial para entender la poética de Gustavo),  la leyenda inconclusa La mujer de piedra, y, tras cientos de páginas en blanco y cerrando el libro, sus Rimas, toda una proeza por lo mucho que significó esta colección de poemas para las generaciones posteriores de poetas españoles. Y no en vano, esos poemas constituyen sin lugar a dudas el gran atractivo de un sevillano que con dieciocho años marchó a Madrid buscando una gloria literaria que no alcanzó en vida aunque sí es cierto que adquirió cierto prestigio y renombre gracias a sus escritos en los diversos periódicos en los que colaboró, dirigiendo incluso algunos de ellos.

Pero además cabe subrayar la proeza de los esfuerzos en vida de Bécquer por publicar esos poemas aunque fuese de manera póstuma y en este sentido hasta el último momento hizo lo que estuvo en sus manos para que así fuera . Un primer manuscrito con sus Rimas cayeron en manos del entonces ministro González Bravo, quien se comprometió con Bécquer a procurar su publicación. Sin embargo, a causa de las revueltas políticas de 1868 este manuscrito se perdió. Está claro que el poeta tuvo que hacer un importante ejercicio de memoria para recordar sus poemas y manuscribirlos de nuevo, bien recordándolos, bien revisando posibles borradores. Lo cierto es que el propio Bécquer reseña de forma preliminar las Rimas como “Poesías que recuerdo del libro perdido”, por lo que todo hace pensar que en el camino de la transcripción de memoria de sus poemas, por vericuetos del olvido, debieron quedar no pocos o, al menos, algunos.

Mucho se puede especular al respecto y mucho ha teorizado la crítica, pues la figura de Bécquer y su material literario ha merecido, prácticamente desde después de su muerte, un incontable aluvión incesante de publicaciones y referencias hasta el día de hoy, donde ha habido de todo; aunque en este sentido la labor de los becqueristas ha sido decisiva para conocer mucho mejor la figura y la obra de unos de poetas ilustres de nuestra literatura; un poeta romántico tardío, como es considerado, sin grandes hazañas ni aventuras viajeras que contar, al contrario de como ocurría con sus coetáneos e inmediatamente anteriores colegas, pero con la gran proeza literaria de sus Rimas, piedra de toque imprescindible de la poesía desde el último tercio del siglo XIX hasta nuestros días.

Sevilla a tiro de vuelo desde París (Suelta de amarres - VII)


Sevilla a tiro de vuelo desde París


Nubes.
Más nubes.
Muchas más nubes.
Infinitas nubes más.
Manido mar de nubes.
Cielo abstracto inverso
y más mares de nubes a mis pies.
Y arriba, más cielo;
no sé.
Sevilla a tiro de vuelo.
París, detrás; bajo las nubes;
y en las nubes yo.
Ya no hay distancias,
solo nubes,
una rutina blanca en equilibrio
desde el cielo
en un trayecto entre París
y Sevilla a tiro de vuelo.
¡Pequeño mundo!

Trayecto París-Sevilla, mayo de 2008

Farfollar (Palabroterías - CXXX)


Farfollar: Practicar el coito sin dejar de mascullar expresiones de forma atropellada y confusa.

sábado, 16 de junio de 2018

viernes, 15 de junio de 2018

jueves, 14 de junio de 2018

Aunque la Gioconda (Suelta de amarres - VI)


Aunque la Gioconda se vista de seda
en Mona Lisa se queda.

Museo de Louvre, París; mayo de 2008

Treinta años de mis cinco poemas (Articulando es gerundio - XI)

Treinta años de mis cinco poemas






Espero poder contar por aquí más pronto que tarde los recuerdos que tengo sobre mis primeros pasos como hacedor de versos. Pero hoy me toca remontarme hasta muchos años después de eso, porque tengo motivos para ello. Hace unos días, dedicaba unas líneas en este mismo blog al cincuenta aniversario del ‘Tuto’, el ‘Poeta García Gutiérrez’ de Chiclana, donde cursé bachillerato. Además, acompañaba el escrito con una imagen de la portada de la revista que se ha editado para la ocasión y donde, dije, queda recogido un artículo de mi factura basado en un puñado de recuerdos de mis años allí.
Pues bien, en esta ocasión me centraré en uno solo de esos recuerdos y reproduzco a continuación lo que escribí al respecto en el mencionado reciente artículo:

"José Antonio Aguilar me llamó a su despacho. Solo entrar, con unos folios en la mano me preguntó con manifiesto ánimo de querer tener claras ciertas cosas: “¿Tú has escrito esto?”. Eran varios poemas míos. Muy contrariado y temiendo lo peor de no sabía muy bien qué y por qué, dije que sí. José Antonio Aguilar elevó el tono del registro con su mirada y con su pregunta aún más incisiva insistió: “¿Tú estás asegurándome que has escrito esto y que no lo has copiado de ningún lado?”. Miré a Paco Vera, que también estaba presente, y me reafirmé en lo dicho. Paco salió al quite con una sonrisa mediadora y poniendo algo de calma en este encuentro que llevó mi corazón a mil por la tensión de un momento que ni me esperaba ni podía imaginarme: “Copiarlos no los ha copiado; yo he visto la evolución de estos poemas y de la poesía de Juanma en estos años. Ya te lo he comentado antes”. “Pues entonces habrá que hacer algo, porque encontrar cosas así no es muy frecuente. No vaya a ser que termines siendo alguien en la poesía y luego digan que aquí en el Instituto no te echamos ni cuenta”, sentenció José Antonio con la mirada más amigable y entusiasta de cuantas me echó en mis años allí. En la cena de COU, el día cuarto antes de los Idus de Junio de 1988, todos mis compañeros de promoción, además de la orla, recibieron un ejemplar de un cuadernillo con cinco poemas míos y dibujos de José Luis Díaz de la Torre que el Tuto editó para despedirse de mí.".

De este recuerdo concreto, muy exacto en su descripción pues sigue intacto en mi memoria, quería hablaros, pues el pasado viernes, el mismo día que tenía lugar la fiesta de celebración del cincuenta aniversario del ‘Tuto’, se cumplían treinta años de la edición del cuadernillo ‘5 Poemas’, donde quedaba recogida una selección de mis poemas juveniles escritos en mis años de estudiante de bachillerato. La selección la llevó a cabo Paco Vera, mi profesor de latín en segundo de BUP y la persona que dedicó horas y horas a mis pesados y continuos requerimientos con poemas en la mano para que me los revisase.
Hoy, como entonces, creo que aquella publicación por iniciativa del propio instituto supuso mucho más de los sueños de un estudiante que escribía poemas. Salir de tu instituto con el espaldarazo de tus profesores a tus versos es una emoción que se saborea tan poco a poco que solo al cabo de los años se puede calibrar lo que finalmente supone.
Qué duda cabe que supuso el empujón definitivo y, a la vez, una recompensa del destino a la ingente cantidad de horas de juventud dedicadas a los versos; porque yo escribía y quería seguir escribiendo. Y en esas empresas andábamos  entonces, Francisco Guerrero Bey, Miguel Ángel García Argüez y yo, que hacíamos de la poesía un modus operandi en el día a día, inmersos en recitales, cafés, proyectos, cervezas, lecturas, cigarros, revisiones de poemas y todo aquello que necesitáramos hacer para sentirnos satisfechos con nuestra forma de actuar y conformes con nosotros mismos. Por aquellos años éramos ‘Poezía Auzentes’. Ellos, y otros poetas que salieron del ‘Tuto’ antes que yo –y en estos días quiero recordar especialmente a Jesús Romero Aragón, con mi más sentido y fuerte abrazo de colega y amigo-, también merecieron recibir el espaldarazo de los profesores con ediciones de sus respectivos poemas. Pero ni para unos ni para otros, las cosas fluyeron con el golpe de la fortuna que en esta ocasión a mí sí que me acompañó y no por mayores méritos.
Treinta años después de aquellos años, todos, de un modo u otro, con más o menos implicación, seguimos en las mismas lides poéticas. Y treinta años después, quisiera darles las gracias por formar parte de mi vida. Y demonio de mí, adquiero desde aquí el compromiso firme de seguir hablando de ellos todo lo profusamente que mis recuerdos me lo permitan.
También asumo el compromiso de ir subiendo imágenes de las páginas de aquel cuadernillo y de transcribir con más nitidez los poemas. Y también hablaré de ellos.
Pero, especialmente, treinta años después, quiero dar nuevamente las gracias más cariñosas al profesorado y al personal del ‘Tuto’ que se implicó de tal manera con mi versos haciendo oficial como institución educativa que mi primera publicación fuera aquel cuadernillo, un sueño inimaginable de soñar por incipientes jóvenes poetas.

Cádiz. 14 de junio de 2018

Campeorrón (Palabroterías - CXXVII)


Campeorrón: Vencedor en una justa de pedos.

miércoles, 13 de junio de 2018

Confesiones (Suelta de amarres - V)


Confesiones

Confieso indolencia
a mi opacidad
cuando en ocasiones me explico
como un libro abierto.
Sin palabras. Sin páginas.
Ciertamente sin libro.

Sin comentarios…


Y confieso que amo la vida,
tanto que no tengo miedo a perderla.
Sé que no pararía hasta encontrarla
de nuevo. Yo
o mis versos, me temo.

                                    Madrid, 2015

Barriedad (Palabroterías - CXXVI)


Barriedad: Diversidad relativa a los barrios.

martes, 12 de junio de 2018


Cincuenta años del ‘Tuto’ (Articulando es gerundio - X)


Hace unos días tuve la afortunada ocasión de participar en una fiesta de encuentro con profesores y compañeros del Instituto de Bachillerato Poeta García Gutiérrez, de Chiclana, donde realicé mis estudios de bachillerato hace ahora treinta años. El motivo de la cita merecía la pena, qué duda cabe: el cincuenta aniversario del ‘Tuto’, como cariñosamente lo llamábamos. Acompañado de mi colega, amigo y compañero de estudios en aquellos años y luego en la Facultad de Filosofía y Letras, Miguel Ángel García Argüez, pude reencontrarme con antiguos compañeros a los que no veía desde hacía tres decenios.
Pues bien, con motivo de la efemérides se ha editado una revista bajo la coordinación de otro colega y amigo también del centro, el periodista Juan Carlos Rodríguez, quien consideró oportuno contar conmigo y recoger en dicha publicación un artículo de mi factura. Y a eso vengo ahora, a dejar aquí dicho artículo con recuerdos que como relámpagos aún destellan en mi memoria.




Un  puñado de recuerdos para celebrar un cumpleaños


Yo viví en la cuesta Hormaza. Abajo del todo. En las dos aceras. Mis primerísimos años de vida y algunos más desde que hice la primera comunión. De ambas épocas tengo recuerdos. Imborrables. Y así, ver bajar por la cuesta, sobre la hora de la comida, la hilera aparentemente interminable de estudiantes adolescentes con sus carpetas y sus libros en los brazos y en concierto bullicioso de conversación juvenil, no es que sea un recuerdo de mi infancia, es que es mi vida misma.

                                              

Antonio hacía sonar la campana pero aún daba tiempo de empatar el partido con una última canasta de esas de loco que se marcaba El Longui o Miguelito Montero.


Una vez más iba camino del Tuto con un examen mal preparado. Una amenaza de bomba lo suspendió. Y yo, el examen al día siguiente.


Desde Santa Ana, echando un vistazo y tinta a mis juveniles poemas, podía ver mi clase con todos mis compañeros dentro y mi mesa vacía. Y como desde tan lejos no podía seguir las explicaciones de dibujo de Esperanza, pues me dedicaba a pulir mis versos.


Y si había que pedir un aeropuerto para Chiclana manifestándonos por el centro de la ciudad y poniéndola bocabajo con nuestras reivindicaciones, pues se hacía y punto. La yincana era la yincana.


Aprobé el último examen y Justo, mi profesor de matemáticas de COU, me felicitó por mis poemas. Aquel día le cogí más cariño aún a las matrices.


Cuando aquel último lanzamiento a la desesperada no tocó ni tablero y el balón reventó de lleno el parabrisas del Volvo azul de José Antonio del Bosque, sonó de pronto la campana, acabó el partido y en la pista no quedó nadie.


Civilización: infraestructura. Cultura: superestructura. La inolvidable lección de Manuel Broullón en clase de Geografía e Historia.


Yo también me llevé un tubo de ensayo del laboratorio. Y un poquito de sulfato de cobre.


Cándido Morato era capaz de todo: desde escribir un celebrado poema al levante en tres cuartetas, hasta grabar con la punta de un compás en un bolígrafo BIC una lección entera del libro de biología para el examen.


Lo que nunca se podía imaginar Andrés el conserje es que cada vez que le consultaba algo de Carnaval  lo hacía con el propósito de que me charlara y no me preguntara que hacía fuera de clase, y así ganármelo para que, acabada la charla, me dejara coger el balón del mueble para lanzar unos tiritos en la cancha.


De un día para otro y a uno del estreno, no recuerdo quién cayó enfermo y tuve que asumir el papel de Calixto. Incluso con el diálogo pegado estratégicamente en un elemento de la escenografía, el día de la función yo solo acertaba a decir “¡Oh, Melibea! ¡Oh, Melibea!”. Un numerito.


Aquel mediodía, acabado el partido, Agustín Vilaplana salía de la cancha hacia la ventana con verja que resguardaba sus gafas y su rebeca azul. Pero se tambaleó y cayó desplomado.  Aunque se recuperó a los pocos segundos y todo quedó en una supuesta bajada de azúcar o de tensión a consecuencia del juego, en realidad yo creo que Agustín murió en aquel momento y yo lo traje de nuevo a la vida del grito que me salió del alma pronunciando su nombre dos veces seguidas tan espantado al verlo caer delante de mí desvanecido.


Con Paco Vera no se aprendía latín. Se aprendía a amar el latín.
 ¿Qué no conserváis aún las fichas?


Bastantes años después de marcharse del Tuto, Pepón regresó de visita a Chiclana. Lo supe porque de casual nos encontramos un día. El estaba tomando algo sentado a una mesa en el mesón Cerro del trigo, cuesta Hormaza esquina con Bailén. Al verme, se puso de pie y recitó a plena voz “Sintiera mi amor tardanza; sin ti era mi amor tardanza”. Qué gozo y qué risas con su saludo recodando esos versos míos.


José Antonio Aguilar me llamó a su despacho. Solo entrar, con unos folios en la mano me preguntó con manifiesto ánimo de querer tener claras ciertas cosas: “¿Tú has escrito esto?”. Eran varios poemas míos. Muy contrariado y temiendo lo peor de no sabía muy bien qué y por qué, dije que sí. José Antonio Aguilar elevó el tono del registro con su mirada y con su pregunta aún más incisiva insistió: “¿Tú estás asegurándome que has escrito esto y que no lo has copiado de ningún lado?”. Miré a Paco Vera, que también estaba presente, y me reafirmé en lo dicho. Paco salió al quite con una sonrisa mediadora y poniendo algo de calma en este encuentro que llevó mi corazón a mil por la tensión de un momento que ni me esperaba ni podía imaginarme: “Copiarlos no los ha copiado; yo he visto la evolución de estos poemas y de la poesía de Juanma en estos años. Ya te lo he comentado antes”. “Pues entonces habrá que hacer algo, porque encontrar cosas así no es muy frecuente. No vaya a ser que termines siendo alguien en la poesía y luego digan que aquí en el Instituto no te echamos ni cuenta”, sentenció José Antonio con la mirada más amigable y entusiasta de cuantas me echó en mis años allí.
En la cena de COU, el día cuarto antes de los Idus de Junio de 1988, todos mis compañeros de promoción, además de la orla, recibieron un ejemplar de un cuadernillo con cinco poemas míos y dibujos de José Luis Díaz de la Torre que el Tuto editó para despedirse de mí.


El día que Pepe Pérez, en clase de informática, en el otoño de 1984, nos enseñó un Sinclair ZX81 y nos dio las primeras nociones de BASIC, alucinamos; el día que trajo un Spectrum, lo flipamos en colores.


Creo recordar vagamente que había un día de la playa. Pero de aquello no tengo más recuerdos. Que alguien me ayude.


¿Qué era, un jamón y un queso? ¿Un jamón y una botella de vino? ¿Un jamón y una telera de pan? No recuerdo exactamente cuál era el premio de la yincana que se entregaba en la fiesta nocturna del día del Tuto porque nunca me lo llevé.



Junio, 2018

Afrodiasiático (Palabroterías - CXXV)


Afrodiasiático: Persona perteneciente a algún país de Asia pero con ciertos rasgos africanos que aumentan el deseo sexual.

lunes, 11 de junio de 2018

viernes, 8 de junio de 2018

miércoles, 6 de junio de 2018

martes, 5 de junio de 2018

lunes, 4 de junio de 2018

Sacramentol (Palabroterías - CXVIII)


Sacramentol: Sustancia que se obtiene de algunas especies herbáceas de menta una vez han sido consagradas.