Cuatro canciones de estancias supuestas (III)
-El averno-
¡Silencio,
que el silencio truena!
La
noche se precipita
y
se derrama el café
sobre
la alfombra.
Los
demonios, arrecidos
y
congestionados,
se
aleccionan en las artes
del
diálogo frente a la chimenea.
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