Sobre el enrejado de la capilla de los Bécquer en la catedral de Sevilla, se encuentra el escudo familiar. Gustavo lo conocía y se enorgullecía de él, tanto que en la nochebuena de 1868, que celebró en Toledo junto a su hermano Valeriano y con los hijos de ambos, hizo una réplica del mismo para acompañar al nacimiento que entre los dos hermanos Bécquer habían realizado en cartulina pintada para regocijo de los más pequeños de la casa, como testimonia en sus memorias Julia Domínguez, hija menor de Valeriano. Son sus armas: de azur y un cabrío de oro cargado de cinco estrellas de azur, acompañado de dos hojas de trébol de oro puestas en los cantones superiores del escudo, y en la punta una corona de oro.
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